Una parte de los restos óseos de Solano Ccayo Noa (28), víctima de la masacre de Cayara – Ayacucho, fue enterrado con dignidad por sus familiares, en el cementerio Nueva Esperanza de Villa María del Triunfo, en Lima.
Sonia Ccayo Crisóstomo, hija de la víctima tenía 6 años cuando su padre, junto a más de treinta pobladores fueron asesinados por miembros de las Fuerzas Armadas, en mayo de 1988.
«Mi padre descansará en una tumba. Ahora, tendré un lugar donde pueda ir a dejarle una flor y prenderle una vela. Contarle que soy madre y que tiene nietos», dijo Sonia Ccayo, entre lágrimas, mientras el osario era llevado a la carroza fúnebre.
El sepelio de la víctima de Cayara es simbólico, reparador e histórico porque es la única víctima de más de treinta comuneras y comuneros, hallado en una fosa clandestina y que logró ser identificado por el Equipo Forense Especializado (EFE) del Ministerio Público.
El cortejo fúnebre estuvo acompañado por familiares de víctimas de Cayara, de otros casos de violación a los derechos humanos, el equipo legal de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), entre otras personas, familiares y organizaciones, quienes con melodías del pumpin fajardino de Ayacucho, se despidieron de Solano Ccayo.